Cuarentena: ¿Es difícil cumplir?

“El disparador de esta conducta, es mayormente el miedo, el temor de que, si no sale a la calle, no encontrará víveres y entonces para calmar su ansiedad asume una conducta de indisciplina y se salta las normas”.

ESCRIBE: Juan R. Gamarra Nieto

En una de las últimas y acostumbradas conferencias de prensa, el Presidente Martín Vizcarra, lanzó la pregunta: ¿Es difícil cumplir?, se refería a las cifras aún preocupantes, del número de personas que no respetan las medidas restrictivas, entre ellas de no salir en el horario de toque de queda, el distanciamiento social, entre otras. Lo peor de todo es que es nuestro departamento es el que ocupa el primer lugar, en relación a la proporción poblacional, del mayor porcentaje de detenidos. ¿Qué pasa en Trujillo?, pues del porcentaje del total departamental, aporta la cifra más alta, nuestra ciudad, antaño recordada como la Capital de la Cultura del Norte del país, ¿Mito, leyenda o qué?


¿Cómo se puede explicar esta conducta de los ciudadanos? ¿Qué motiva a una persona a trasgredir las reglas?, ¿Por qué sabiendo que la pandemia ha cobrado miles de vidas en el mundo persiste en una conducta reprochable? ¿Los infractores no son conscientes que ponen en riesgo su vida y la de los demás? Estas y otras interrogantes dan vueltas por la cabeza de muchos y no es tan sencillo explicar. La mayoría de las respuestas se orientan hacia a la indisciplina, falta de solidaridad e ignorancia como factores que lo explican.
Desde la perspectiva socio antropológica, ética y de la psicología social, hay una serie de causales, empezando por aquella que afirma que el hombre es un animal de costumbres, y le es difícil desacostumbrarse a los hábitos y costumbres, lo que justifica esa inconducta. Por otra parte, el ser humano es reticente al cambio, cuando se exige una modificación de su conducta se siente inseguro y actúa con rebeldía a lo que se le quiere imponer. Difícil dejar su estado de confort. No está mal recordar que somos además muy afectivos (abrazos, besos), recordemos a Toledo rompiendo el protocolo y dando un beso en la mejilla de la Reina Sofía de España, como parte de nuestra cultura. Otra explicación está relacionada con la baja autoestima de las personas (no se quieren ni respetan) y, otros actúan por el afán de mostración, para ganar reconocimiento en su entorno. Gente sin empatía.


Buscando en la Psicología una respuesta podemos recordar la teoría de la Disonancia cognitiva de León Festinger (1957). Aquella tensión o incomodidad que se genera en un individuo, entre la norma que le dice “Quédate en casa”, por ejemplo, que colisiona su conducta y opta por desobedecer. Pero lo que es el disparador de esta conducta, en este ambiente de la pandemia; es mayormente el miedo, el temor de que, si no sale a la calle, no encontrará víveres y entonces para calmar su ansiedad asume una conducta de indisciplina y se salta las normas.
Pero la indisciplina de los individuos, de no acatar las normas restrictivas tiene además de la escasa o deficiente formación en casa, un elemento externo que es la pérdida de autoridad, la corrupción y crisis de la institucionalidad democrática, que pone en el tapete a los responsables de las instituciones públicas. Ya antes de la pandemia hemos visto como los ambulantes ingresan al centro histórico y nadie pone orden.
Hoy se dice que nuestras autoridades han perdido credibilidad y autoridad y por ende el caos nos viene ganando a la par del poco respeto, incredulidad y confianza en ellos. El “Pepe el Vivo” o la mal llamada “Viveza criolla” sale a relucir. Y como cereza de la torta la población observa la pugna entre la autoridad regional y provincial, a pesar de ser del mismo partido y el escaso liderazgo de ambos, uno más que otro y cargado de denuncias y juicios que no favorece en nada cuando se trata de poner orden y disciplina. Las personas ven esto y simplemente no acatan las directivas, normas que nuestras autoridades plantean. Basta que un individuo desoiga e incumpla las normas para que el resto de individuos, simplemente sigue la corriente, ya la Ministra de la Producción, Fabiola Muñoz, había expresado: “No hay sistema de salud que aguante la irresponsabilidad de la gente”.
Po otro lado, el tema de señalar que la conducta de trasgresión a las normas restrictivas es por ignorancia de las personas, va de la mano con lo educativo formal (forja de ciudadanos con valores cívicos y democráticos), que tiene mucho que ver no solo con conocimientos, es cultural, moral y ético, con algo que implica muchos aspectos, como: hábitos, costumbres y valores; estos últimos venidos a menos como la Solidaridad, Responsabilidad, etc. y que se reflejan su ausencia en actitudes y conductas de indisciplina que lleva a no poder dominar sus pensamientos, emociones y reacciones como la de ser renuentes y transgredir las normas contra la pandemia. Esto es válido para personas con grados académicos y títulos profesionales como para aquellos con una casi nula educación formal, quiere decir que la educación de por si no basta, hay un tema ético que está fallando.


Sin embargo, sin ánimo de justificar estas conductas reprobables, muchos no acatan las medidas por buscar resolver su problema económico para alimentar a su familia y es un gran sector de la población, sin ahorros, informales o sin capacidad de ahorro.
Igualmente, sin creer agotar las explicaciones, se pueden considerar las que devienen del manejo de dispositivos digitales /virtuales que generan conductas reprobables, así como ser parte de una cultura individualista que reafirma esa conducta de ver solo y erróneamente intereses personales dejando de lado el Bien común.
En cuanto a las acciones del gobierno, brevemente puedo expresar que en líneas generales son positivas, teniendo en cuenta la realidad del Estado peruano. El liderazgo que ha sabido asumir el Presidente Vizcarra es reconocido por tirios y troyanos interna y externamente.
Si debo observar el error del llamado ‘pico y placa’ de género, propuesta que dispuso que los hombres y mujeres salgan a comprar en días diferentes. Se olvida que vivimos en un país mayormente machista, patriarcal, que no reconoce a la mujer como Jefe de Hogar en el mayor porcentaje y los roles de género aún no se esclarecen del todo y menos son aceptados.
Finalmente debe de tomarse con pinzas la aprobación del dispositivo de la suspensión perfecta de labores, una contradicción de este gobierno luego que el jefe del gabinete, Vicente Zeballos, había expresado que “planteamientos así no generan un clima propicio para la coyuntura que atraviesa el país (refiriéndose a lo planteado por la CONFIEP).
A la interrogante ¿Es difícil cumplir?, diría: ¡Sí, es difícil cumplir!, el mundo, y nuestra ciudad en especial, ya no serán después de la pandemia los que conocimos, hay lecciones aprendidas que debemos de inmediato poner en práctica a través de políticas públicas que corrijan, por ejemplo, este tipo de conductas de las personas.

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